14/04/2022

La economía circular y su impacto en el medioambiente

No es secreto que el actual modelo de producción y gestión de recursos a nivel mundial, ligado a una cultura de “lo desechable” que potencia el consumo a corto plazo, está llevando al planeta a una situación insostenible y a la contención de residuos al límite. Por esto, desde Resiter te invitamos a conocer las razones por las que la economía circular está revolucionando la forma en que se diseña, se produce y se consume dentro de la bien conocida economía lineal.

¿Qué es la economía circular?

La economía circular se presenta como un sistema de aprovechamiento de recursos en donde se da prioridad a la reducción de los desechos. Su objetivo principal es minimizar la producción innecesaria al mínimo indispensable y apostar por la reutilización de aquellos desechos que, por sus materiales, no pueden volver al medioambiente. 

Por consiguiente, busca utilizar la mayor parte de materiales biodegradables posibles en la fabricación de nuevos bienes de consumo, de manera que estos, a su debido tiempo, puedan regresar a la naturaleza sin contaminar el medio ambiente, cuando su vida útil se acabe. 

De igual forma, procura facilitar la reincorporación de materiales electrónicos (metálicos, baterías, celulares, entre otros) al ciclo de producción, para darles vida y componer nuevas piezas perfectamente utilizables.

Se trata, entonces, de un concepto económico interrelacionado con la sostenibilidad, cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos (agua, energía, etc.) se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible, reduciendo al mínimo la generación de residuos. 

 

Principios y beneficios de la economía circular

El modelo de economía circular propone «cerrar el ciclo de vida» de los productos, servicios, residuos, materiales, el agua y la energía, con el propósito de utilizar y optimizar sus stocks y flujos para garantizar su uso eficiente.

Se basa en tres principios básicos (eliminar residuos y contaminación; mantener productos y materiales en uso, y regenerar sistemas naturales) de los que surgen seis rasgos esenciales para su correcto funcionamiento:

 – Reutilizar: alargar la vida de los productos que se consumen, para darles una segunda oportunidad a partir de la elaboración de nuevas materias primas.

– Reparar: arreglar y cuidar los productos para que funcionen durante más tiempo. No se trata de usar y tirar, sino usar, reparar y volver a usar.

– Reciclar: convertir los residuos en recursos, reduciendo la contaminación.

– Valorizar: aprovechar energéticamente el residuo que no se pueda reciclar.

– Rediseñar (o ecodiseño): pensar en proteger al medio ambiente en todas las fases de producción de un producto (desde la elección de los materiales hasta la presentación final).

– Reducir: consumir de una manera consciente, comprar solo lo realmente necesario y no acumular.

Las oportunidades de creación de valor en el marco de la economía circular se clasifican en ciclos técnicos y biológicos. En el ciclo técnico, los materiales y productos fabricados por el ser humano permanecen en uso el mayor tiempo posible. De este modo, el valor se crea mediante el intercambio, el mantenimiento, la reutilización, la remanufactura y el reciclaje.

Por otro lado, en el ciclo biológico, después de haber pasado por múltiples usos, los materiales regresan a la naturaleza de forma segura, devolviendo así los nutrientes a la tierra y a los ecosistemas naturales. 

De esta manera, la implantación de una economía circular plantea un sistema de sostenibilidad medioambiental basado fundamentalmente en la disminución del uso de recursos, la reducción en la producción de residuos y la limitación del consumo de energía en todos los ámbitos de la sociedad.

 

Objetivos para un futuro más sostenible

Según el Informe del Estado del Medio Ambiente 2020, en Chile se generó un total de 19,6 millones de toneladas de residuos sólidos durante el 2018, de los cuales, el 53 % es de origen industrial, 42 % municipales, 2 % lodos de plantas de tratamiento de aguas servidas, y el restante 3 % corresponde a residuos peligrosos.

En cuanto a los residuos municipales o domiciliarios, se generaron 8.177.448 toneladas de residuos durante ese mismo año, con una población proyectada de 18.751.405 habitantes, lo que significa un promedio de 1,19 kilos al día por habitante.

Si bien las intenciones y acciones desde el Estado van en línea con la tendencia global de ser países más sustentables, aún quedan muchos aspectos que alinear con este objetivo macro, como aumentar el porcentaje de reciclaje de la basura recolectada por los municipios, junto al impulso de un cambio sociocultural en la población, por ejemplo. 

De igual modo, estos serían los planteamientos a aplicar para alcanzar los objetivos estratégicos de la economía circular:

 – Cuidar del medio ambiente y garantizar la salud de los ciudadanos a través de un uso más responsable de los recursos naturales no renovables. 

 – Fomentar la reutilización de materias primas secundarias en los procesos de producción.

 – Realizar el análisis del ciclo de vida de los productos y promover el diseño de productos ecológicos. Esto implica la eliminación de sustancias nocivas en el proceso productivo. 

 – Fabricar bienes reparables, para aumentar la vida útil de los bienes de consumo.

 – Aplicar de forma efectiva el principio de jerarquía de los residuos. Se debe luchar por prevenir la generación de residuos, fomentando el reciclaje y la trazabilidad.

 – Promover la investigación para mejorar la eficiencia de los procesos productivos. Por ejemplo, la implementación de sistemas de gestión ambiental en la fabricación.

 – Diseñar estrategias para fomentar el consumo sostenible en los hogares. Esto comprende desde el diseño hasta el uso y disfrute de bienes y servicios, tanto analógicos como digitales. Además, se debe promover el uso de la ecoetiqueta para informar a los consumidores de la eficiencia energética y vida útil de los productos.

 – Promover la incorporación de indicadores del impacto ambiental y social derivados del funcionamiento de las empresas. Con ello, los ciudadanos aprenderán el impacto socio-medioambiental de la economía.

 – Concienciar a la ciudadanía por qué es importante contribuir activamente a la economía circular a través de las 3R: reciclar, reutilizar y reducir.

 – Implementar políticas de empleo para llevar a cabo la transición a una economía circular. Este punto resalta la importancia de identificar yacimientos de empleo y facilitar la creación de nuevas capacidades.

 

Somos líderes en Economía circular 

En Resiter nuestro compromiso es con el medio ambiente, por lo que cada año convertimos y transformamos en nuevas materias primas cerca de 1 millón de toneladas de residuos sólidos a través de todas las estaciones de la Economía Circular (reciclar, revalorizar y reutilizar).

Le ofrecemos a las empresas una amplia gama de servicios para gestionar sus residuos, con el propósito de que ahorren en su modelo productivo mientras reducen el impacto causado por la generación de desechos y contribuyen con un planeta más sustentable. 

Para nosotros los residuos ya no son un problema, ahora son activos capaces, incluso, de entregar ganancias, por lo que si te interesa conocer más sobre nuestra gestión basada en la Economía Circular, nuestros productos valorizados y todos los servicios que tenemos para ti, visita nuestra página web, contáctanos o síguenos a través de nuestras redes sociales (Facebook, Instagram,Twitter).

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